Me he sentido terriblemente vulnerable con la situación que he vivido hoy
Siento cómo una máquina de poder se me vino encima y me aplastó
Me siento impotente, tal vez, precisamente, porque del otro lado hay mucho poder
El poder de tener en sus manos parte de mi supervivencia
O, al menos, eso parece
La impotencia de no poderme defender por sí mismo
Pero sin abogados reales, pues quien lo es no puede serlo
Ya que él mismo tiene su puesto en juego, su supervivencia en juego
Y nadie la arriesgaría, a menos, claro está, que esa ya no sea su supervivencia,
Pero he encontrado una frase que me conforta y me hace sentir que no estoy solo
Es una frase de José Saramago, difunto ayer por su vieja leucemia:
“Avisos como aquel (…), cobraban ahora, gracias a la dura experiencia de la vida,
maestra suprema en todas las disciplinas, pleno sentido”
(Ensayo sobre la ceguera, p. 99)
La encuentro muy apropiada para mi situación en este momento
De verdad que sí
La vida es dura, al menos yo a veces la siento así, tal vez últimamente,
Pero eso es sólo la proyección universal de mi propia subjetividad,
Que me perdone ella si estoy siendo injusto con ella,
Lo digo por respeto, temor, prudencia y sensatez
Pero, al menos, si puedo decir sin lugar a dudas que de las experiencias de la vida
Se puede aprender, y esta no es la excepción
¿Cuál es el mensaje?, si soy un oyente debe haber algún mensaje
¿Cuál es el mensaje?, ¿Qué puedo aprender de aquí?
¿Qué debo aprender de toda esta situación de poder?
Estas preguntas tendré que elaborarlas, pero por ahora,
He decidido asimilar este asunto desde el aprendizaje:
Con esto se ve que hay algo que debo aprender.
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